Es complicado comprometerse. Con cualquier cosa, cualquier cosa que requiera esfuerzo, claro.
Observo el mundo y me doy cuenta de ello. También me doy cuenta de la importancia que tiene.
Acabo de caer en la cuenta de que, quizás, este blog debería llamarse el rincón del observador, porque eso hacemos, observar. Observamos acciones y hechos y evaluamos las consecuencias de cada uno de ellos. Con lupa, como se debe hacer.
Y la lupa es tan útil que nos la llevaríamos incluso a una isla desierta. Incluso sirve para éso. Pero no nos olvidemos de que no sólo basta con observar bajo lupa el mundo exterior, también debemos observarnos a nosotros mismos con la misma precisión. Es lo único que pido, precisión.
Últimamente pienso demasiado en lo imprecisos que somos todos. Con todo y ante todo. Devaluamos la vida con tanta inconcreción. Y hoy he decidido que es el momento de marcarnos metas. Las que cada uno decida, con la dificultad que supongan.
He observado -con lupa- que es importante comprometerse.
Qué alegría me has dado, pero qué alegría más grande tengo que no me cabe en el cuerpo, niña.
ResponderEliminaradelante, la escritura da tantas satisfacciones como el amor casi (y si me oye sarracena me llamará cursi, lo sé, pero me arriesgo)...