martes, 3 de noviembre de 2009

El ser humano, el dios moderno

Tantos años para creer que la tierra forma parte del sistema solar. Y tantos años para percibir y comprobar que sigue dos movimientos, una elipse en torno al astro rey y un movimiento rotatorio sobre sí misma. A los sabios les parecía una teoría forzada. Ellos sustentaban que el círculo era la forma más perfecta y que por ello todo debía seguir su causa. Lo interesante es que tampoco andaban muy desencaminados. Para qué un círculo si se pueden tener dos. Ahora ya no nos sorprende tanto. Es un conocimiento más. Pero claro, ahora no hay nada que nos sorprenda mucho. Tampoco nos preguntamos demasiado. Vemos el cielo, las nubes, el mar, y no nos interesa lo más mínimo a qué se debe su apariencia, su color, su forma. Y olvidamos que los grandes filósofos enunciaban sus teorías a partir de la mera observación.

Yo tengo muchas teorías. Las nubes cambian de color según la luz que se refleje en ellas. El ser humano organiza su vida en torno a las horas de luz por una creencia de mayor productividad, el mar es un reflejo de los cielos. Y me pregunto, como los antiguos, si el sol no será el dios más grande y más fuerte. En toda cultura siempre ha sido su sino. Excepto en las más jóvenes. Antes había dioses para todo. Y la gente era más feliz. Siempre sabían a quién encomendarse. Porque desde luego, el ser humano no ha cambiado mucho. Sigue acudiendo a algo más abstracto que él, para todo. Cuando se siente sólo habla del amor. Cuando está triste de soledad. Cuando se siente oprimido de libertad. Pero cuando sabe que le falta algo no habla de conocimiento. Habla de dios, no de saber. Y, a medida que pasa el tiempo, refuerza su teoría del más allá. Se queda tranquilo si cree en su eternidad. Pero, la verdad, ¿quién quiere eternidad? Nuestra especie es la más joven que puebla la tierra. Y, por el camino que vamos, no vamos a durar mucho, y menos una eternidad. El ser humano sólo habla de abstractos por miedo. Por miedo a su propia desaparición.

Con lo cual, la raza humana es una raza cobarde preocupada por todo lo que no puede controlar. Que en su totalidad es incontrolable. La fuerza de la naturaleza es demasiado aleatoria. Por supuesto también responde a razones. Pero en nuestro afán por divinizarnos, por actuar como (creemos que actúan) nuestros propios dioses, perdemos el respeto por todo aquello que responde a causas en relación causa-efecto. Estamos tan convencidos de nuestra propia fuerza que pretendemos someter la libertad. Y no sólo la de la naturaleza, también la del ser humano. Y yo me pregunto ¿de verdad somos tan estúpidos? La respuesta es evidente.

Después de diez mil años de historia llegamos a la conclusión de que seguimos una evolución cíclica. Al final siempre, en nombre de los buenos valores, los de libertad e igualdad, en nombre de dios, coaccionamos la de los demás. En el mejor de los casos lleva a unas pocas muertes, en el peor, a masacres y destrucción de la cultura. Y, a riesgo de ser insensible –cuanto menos- la muerte forma parte de la vida, pero ¿la destrucción de la única prueba de la evolución del hombre? O es que el hombre, en realidad, no evoluciona. Pienso que, a pesar de los avances en la técnica todavía no ha comprendido su propia esencia. La naturaleza puede ser caprichosa, pero al menos no trata de perfeccionar su crueldad. Y ya que el homo sapiens se jacta de su superioridad ante el resto de seres vivos, lo mínimo es tener consciencia y no sólo conciencia.

Por supuesto, la idea de un dios no es incompatible con el conocimiento. Pero que no se use su nombre para cometer las atrocidades propias del ser humano. Siempre creí que éste, en esencia, era bueno. Que compartía un lazo con su entorno. Y ahora considero que no lo es tanto porque, en sus delirios de grandeza, lo único que consigue es dañar ese contacto. No se da cuenta de que sólo porque esté perdiendo no significa que esté perdido. Tiene todas las armas para encontrarse. Que se detenga. Que se dé un minuto de silencio por respeto a sí mismo. Que piense, por dios, que piense. Y que comprenda las consecuencias de sus actos, que por muchos dioses que haya, ellos sólo son una sospecha, real o no, a elección de cada uno.

18 comentarios:

  1. Simplemente, increíble... Te has superado a tí misma, además de hacer una reflexión interesante.
    Besos,
    Curro

    PD: Sólo un pero: Elipsis no es lo mismo que elipse... a los de ciencias nos duele...

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  2. jajaja ¿he puesto elipsis? Juro que no era mi intención!

    besos

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  3. Girar en torno al sol, y no al contrario.
    Hasta ahí sabemos, de momento, y aún creemos controlarlo todo.
    Más vale que lo entendamos del todo.

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  4. joé, Katt, tela marinera, guapa. Porque estoy de mudanza y con la "practicidad" de por medio en estos momentos, me encantaría comentar con peso y no puedo. Necesito tiempo para pensar todo y cada cosa que has escrito, uf, mucho tiempo.

    Casi nada bajo control o muy poco. En fin, podremos hacer algo con ese nada.

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  5. Sí, lolo, creemos saber que es así, creemos controlarlo todo. Sólo espero que tanto control no nos estalle en la cara.

    Besitos

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  6. Aurora! la verdad es que ahora que me releo lo que he escrito no me parece muy allá. Supongo que de eso se trata, ¿no?, de darte cuenta de que el impulso de un momento no acarrea un buen escrito. Esto da para una entrada (ja ja)

    Un beso*

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  7. Carmina... Algo de opio del pueblo... en el primer fragmento.Me refiero a este párrafo: "Pero cuando sabe que le falta algo no habla de conocimiento. Habla de dios, no de saber. Y, a medida que pasa el tiempo, refuerza su teoría del más allá. Se queda tranquilo si cree en su eternidad" ¿Me equivoco?

    Yo también pensé algún día que el hombre era bueno. Pero no, katt... Los hombres, algunos hombres, lo intentan. Otros, creo que una minoría, ni siquiera lo plantea.

    Me parece que tu idea del minuto de silencio es acertado. Acertadísimo...

    Un beso. Muchos besos

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  8. Eso es, lo cambiarías todo otra vez, pero no puede ser y hay que seguir adelante porque si no se cae, a veces, en un perfeccionismo que resta naturalidad y el estilo propio, depende de qué y dónde estés escribiendo: no es lo mismo un blog ... que algo que saldrá impreso que no lo vas a dar hasta que esté perfecto.

    El blog es más de impulso, creo yo. Aunque a veces le eches 4 horas a un texto de impulso, que se las echas... O muchas, muchísmas más a algo que cuelgas como prueba.

    Mi idea es que corregir está muy bien y rectificar más... pero que equivocándonos es como aprendemos en casi todo. Y que los que no se equivocan porque no hacen... aprenden menos. Pero es sólo una opinión (como cocinar: cuanto más cocinas, más acabas sabiendo. Si esperas a cocinar de muerte y que todo salga bien... no harías nada)

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  9. Sunsi, lo sé, lo sé. Algo preconcebido. Pero no lo pude evitar. Fue un momento de rabia y salió lo que salió. Es probable que si lo hubiera masticado hubiera dedicado el espacio a otra historia.

    Por otra parte, me niego a pensar que el hombre no sea bueno por naturaleza. Me remito a: si Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, la esencia de éste no puede ser ni maldad ni "nada", debe ser bondad. Porque él es bueno.

    Además, será una cuestión de edad... lo sé... pero no he conocido a nadie malo, sólo a gente buena y a gente que intenta ser buena y a personas que tienen cosas malas y tratan de hacerlas buena y explotan lo bueno. Si siempre hay algo bueno, lo bueno debe estar ahí, desde siempre. No aparece de repente la necesidad de mejorar.

    Lo de mejorar viene después. Cuando uno se da cuenta de que tiene cosas malas o de que lo intrínsecamente bueno se puede estropear.

    Pero claro, es sólo mi opinión.

    Muchas gracias :)

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  10. Aurora, la verdad es que pienso lo mismo. Pero a veces se me olvida revisar lo que hago. Con sinceridad. Tengo, últimamente, el pequeño defecto de querer eliminar todo lo que escribo. Supongo que se debe a la cantidad de cosas que leo en la uni, que ojalá se pareciera lo mío un poquito a todo eso.

    A mí me suele salir disperso. Si me descuido rebusco lo rebuscado, subordino lo subordinado y desestructuro lo desestructurado. Todo un poquito más. Pero era el propósito del blog, no sólo escribir, también mejorar. Y es indudable que si no escribo tampoco mejoro.

    Un beso*

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  11. (también se debe a que me he dado cuenta de que escribir no es tan fácil y que no soy precisamente la maravilla del universo)

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  12. Alabado sea Dios, Nuestro Señor, por estas pequeñas cosas

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  13. He llegado aquí hace ya tiempo, casi desde tus inicios. Asiduo lector. No dejes de escribir. No dejes las palabras, esas que te utilizan para poder ser. No las dejes nunca. Y no juzgues tu obra. Es. Lo importante es que es. Lo importante es lo que hay, lo que está ahí. Lo que ha sido necesariamente contado. Tu juicio sobre ello sobra. Escribe y regresa al silencio. A tu silencio.

    Yo, ahora, regreso al mío.

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  14. Un lector, gracias. La verdad es que me animas a seguir escribiendo. Aprecio tu comentario, es más que interesante. Pero, aún y así, no creo que deba suprimir mi juicio. Lo he estado pensando y quizás sea precisamente ese juicio el que me insta a seguir haciéndolo.

    Sin embargo, no sé hasta que punto las palabras me "utilizan para poder ser" o soy yo la que puede ser a través de las palabras. (Que no digo que no sea yo sin ellas, pero sí que son una parte importante de mí)

    Te agradezco que me sigas. Y los comentarios, sean críticas o halagos, siempre son bien recibidos. Me gusta que hayas mencionado el silencio. Es relevante para mí. Escribiré una historia sobre ello.

    Besos

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  15. Carmina. No quería decir que fuera todo lo contrario...Sólo que es "naturaleza caída". Pero este tema nos remontaría al Paleolítico Inferior... Mejor hablrlo con un cafelito y un cigarro. UN CIGARROOOOO...ahora que hemos pasado a la categoría de apestados. ¿Hace?

    Besiños

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