lunes, 17 de octubre de 2011

Confesiones V

Por la borda, de Quique González.

Esto es lo último que te escribo. Y no sé si lo leerás o no, es decisión tuya. Pero tenía que escribirlo, por ti, por mí y porque necesito que sepas que te he perdonado, pero también quiero que sepas la verdad.

El otro día pasé un rato leyéndome todos los emails que te he mandado y los que me respondiste. Y me di cuenta de que nunca has superado y ni siquiera has igualado mis expectativas. Le he dado muchas vueltas al amor y me di cuenta de que no me has querido de verdad. Me has necesitado y has pensado que me querías, pero cuando uno quiere, lucha por estar a la altura y nunca se rinde. Y si bien es cierto que cuando quieres, necesitas, no lo haces de la manera en la que lo has hecho tú.

He sido muy paciente, mucho. Vi tu potencial y creí en ti. Pero cada uno decide si exprimirlo o no; y yo no era la persona que podía sacarlo de ti. He pensado que te has llevado una parte importante de mí, mientras que yo no he sacado nada de ti. Aunque haya aprendido lo que significa amar a alguien. Pero ante todo, he aprendido que cuando uno quiere, intenta potenciar y sacar lo mejor de la otra persona. Lo he hecho. Me he preocupado por ti hasta la saciedad. Y me olvidé de mí por el camino, porque nunca lo tuve a cambio.

Te he querido de verdad, tanto… que hubiera renunciado a todos mis sueños por ti. Empecé por marcharme de un sitio en el que era feliz para volver a un lugar en el que no lo era. Y he ido en contra de mí misma. No supe ver el indicador de tu falta de amor. No ha sido una mala decisión, esa. La mala decisión fue no terminar lo nuestro cuando vi por primera vez que jamás podrías darme lo que yo buscaba, y eso sucedió tiempo atrás. Ahora me doy cuenta de que no sólo huía de mí, sino de lo que sospechaba: que llegaríamos a esto y que yo habría dado demasiado recibiendo a cambio promesas vacías. Y mucho, mucho dolor. Tristeza de ver que no supe verlo antes. Y que la mitad de mi autoestima y mi confianza se han ido contigo y que tardarán en volver. Tuve que verlo, pero no lo vi.

No, no puedes estar a la altura de mis expectativas. No puedes porque no has querido. Y estoy decepcionada contigo porque te largaste sin una explicación de por qué, sólo pusiste excusas (a mí y a ti mismo) y me acusaste de tirar la toalla. Me dejaste tomar decisiones por un <> que tú ya sabías que no existía. Y porque no me dejaste a tiempo, sino cuando te convino a ti. Y me parece muy egoísta y
bastante cobarde. Pero J., es que ni siquiera te guardo rencor por eso. No te puedo exprimir como una naranja para que saques de ti lo que no quieres dar, o lo que no hay. Y, a fin de cuentas, te conozco. Y no te puedo odiar por ser como eres. Pero sigo esperando respuestas.

Es una lástima. No hay nada en la vida que no requiera esfuerzo y lucha. Y esa es la pena. Que te has perdido lo mejor. Conocerás a una chica y sentirás lo que es amar a alguien, de verdad, pues sólo existe una clase de amor romántico. Ya verás. Y espero que pienses en mí, en lo que tuvimos y en los errores que cometiste. Porque por mucho daño que me hayas hecho, seré mucho más feliz de lo que puedo siquiera imaginar. Pero como también quiero que lo seas debes saber que recibir no lleva a nada y ser feliz sólo se consigue dando, dando y dando. Y así uno puede serlo y aprende a amar.

No me arrepiento de esto porque he sabido dar. Ya no me quedan palabras bonitas, indulgencias, ni agradecimientos. Te he culpado pero te perdono. Ahora me queda la realidad: saber que no vas a volver porque no sabes lo que te has perdido, porque no sabes que la mayor libertad y la única felicidad es la de amar. Y de que lo tenías Todo y quisiste las cosas equivocadas, tomando las decisiones equivocadas que
serán acertadas para ti.

En fin, supongo que podremos ser amigos. A fin de cuentas, la expresión de amor más desinteresada es la de la amistad. Y ya no te quiero como antes. El tiempo dirá.



1 comentario:

  1. ¡Viva la madre que te trajo al mundoooooooooooooo...! Claro y catalán, asturiana.
    Besos

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