miércoles, 7 de octubre de 2009

Suicidio social (II)

Estoy a la espera. A la espera de unas palabras que no llegan. Y es probable que no lo hagan. Recorro bibliotecas y librerías. Esperando a ver si las veo. Sé que tengo que aguardar. Con los ojos como platos. Dispuesto a saltar con los brazos abiertos, para que nada se escape.

Pero mucho me temo que éso hizo, escaparse. Se deshizo el final imaginado. Ése que esperaba con pavor. Los grandes sucesos, imagino, siempre son improvisados. Y es que, a mí se me escapan tantas cosas. (Aunque ya no sé bien si se me escapan o huyen de mí) Mi vida es demasiado líquida. Sí, líquida. Porque no es como un gas que se expande y lo llena todo, es más como algo que se derrama, lo empapa todo y luego se desvanece. Para siempre.

Y sigo leyendo. Ya no es placer. Ahora es desvarío impropio. Incluso he releído todo lo que devoré desde mi infancia. Creo que le han puesto mi nombre a alguna mesa de esas que suelo ocupar. Porque soy un acosador del tiempo. Del tiempo y de la palabra. Puedo concluir que he hecho de esto mi trabajo. Aunque haya aprendido demasiado.

Ya no creo en tu amor. Creo en el mío. Por eso busco las palabras que me devolverán (probablemente) lo que perdí. Agradezco comprender que los errores son cosa de la naturaleza. De la humana. Y que muchos perdieron su camino antes que yo. Pocos lo escribieron. Y los que lo hicieron no narran la senda de expiación.

¿Será ésta la mía? Peregrinaje literario.

6 comentarios:

  1. Vas puliendo cada día más, el brillo aflora, y te sienta de maravilla.

    Bravo por el segundo párrafo (iba a decir parágrafo pero sé que no te gusta).

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  2. zampoña, empecer, astrágalo

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  3. No lo harán, Carmina. Las palabras no llegan... las vas a tener que engendrar tú, tú sola. Sola. Los libros te dan de comer. Come, digiere, dale al intestino para expulsar lo que no te va y quédate con lo que hueles que te puede interesar. A estos vejetorios qu te rodean (rodeamos) lo escuchas si te sirve... si no, ¡viento! Tu olfato, tus tragaderas, tu intuición.

    Engendrarás... con dolor, a lo vivo, como las indias. Pero habrá valido la pena...

    Un beso...Rumbo fijo...

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  4. Quise decir vejestorios que...

    (ahora me falta la tecla "e" y "s")

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  5. ¿Por qué "ya no creo en tu amor" ?
    Lauro acaba frío, triste, sin pasión...
    ¿Por qué?

    Tienes que seguir buscando, me parece a mí.

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  6. Lolo, la idea era la siguiente: deseo de perder poder-ansia de poder. Cuando pienso en ansia de poder me imagino a una persona ambiciosa, dispuesta a hacer cualquier cosa para alcanzar su objetivo. Pero no me olvido de cómo es el ser humano. Del doble filo. De que puedes desear algo tanto que harías cualquier cosa y, a la vez, saber que estás destruyendo tu alma en pequeños trocitos y que no podrás recuperarla. Pero aún y así, decides tomar la decisión de seguir. Y cuando tomas esa decisión y sobrepones ese deseo a todo lo demás, hay consecuencias. La frialdad, la tristeza y la falta de pasión.

    Pero me he dado cuenta de que sunsi tiene razón. Aunque una persona puede ser contradictoria, los personajes jamás deben contradecirse. Y Lauro lo ha hecho. Quería perder poder para ganar calidad de vida (en todos los sentidos) y una vez lo consigue emprende una búsqueda. Pero ésa resulta ser infructuosa porque al final se da cuenta de que ya la había hecho y le había conducido precisamente a lo de ser rey. Y se encuentra sin poder, siendo algo que no le llena porque está por debajo de sus posibilidades y deseando volver atrás. Sin embargo, lo que perdió por el camino no puede recuperarlo y todas sus decisiones le han llevado a ese punto en concreto.

    Es de suponer que encontrará una solución. ¿Una nueva pasión? Seguro.

    Al fin y al cabo sólo respondo a revelaciones.

    Un saludo.

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